Frente al uso de las pantallas aún hay y seguirá existiendo mucha controversia. Tan intensa y apasionada, que diría que es, algo casi religioso…
A las pantallas, se las relacionan con sensaciones, investigaciones, ansiedades, miedos, juicios, pre juicios, que no permiten mirar más allá y comprender que como en todo orden de actividades o situaciones, lo esencial es lograr aprender a con-vivir, con ellas. Por qué, porque son parte de la vida actual y no se irán, ya llevan muchos años con nosotros, más de 50 y porque querámoslo o no, son una herramienta para muchas de nuestras vidas. Las pantallas son parte y no se irán. Al reflexionar acerca del uso de las pantallas, vuelve a mi cabeza, la gran tarea de la crianza y de lo que muchas veces conversamos con nuestros hijos, acerca de cuál es el LÍMITE… el límite para todo. Dónde y cómo ponemos los límites, más que hablar de las pantallas, es el gran tema. El límite por ejemplo, para dormir, comer frutas, carne, incluso el deporte… su límite está en que no sea dañino para las personas, nuestro entorno. El límite está en que no sea equilibrado con otras áreas. En el camino de la crianza, nosotros los adultos, ya sea en casa, colegios o instituciones, debemos además de ir enseñando y co-regulando los límites, lograr ser una base segura. Ser una ESTRUCTURA, que entrega a los niños y jóvenes, un ritmo, un suelo, que les vaya marcando el norte, como cuando los niños empiezan a caminar y les tomamos la mano para subir una escalera. En ese acto los vamos guiando cómo, hacia dónde y desde una entrega de seguridad. Criar, educar, se orienta a ser una base que acompaña en el aprender y que presume que ese niño puede o podrá lograr talentosamente aprender. Por lo que debemos confiar, presumir competencias pero marcando camino, entregando estructura. Al releer lo que acabo de escribir, siento que suena al oído muy simple. Nada nuevo, pero es justamente lo que más nos cuesta y tendemos a olvidar. Lograr como cuidadores, acompañar, guiar, poner los límites, entenderlos, confiando en sus competencias, día a día, una y otra vez, mostrándoles presencia, Siendo PESONA SEGURA y FLEXIBLE, es criar, es el viaje de la vida de los cuidadores y educadores. FLEXIBILIDAD, detengámonos aquí… Si miramos a los colegios en Latinoamérica, en general, el uso de pantallas, los celulares o tablets, antes de la Pandemia no estaba permitidos pero durante la larga cuarentena, fue gracias a ellas que pudimos seguir de alguna manera conectados y fueron una HERRAMIENTA DE COMUNICACION UNIVERSAL… Lamentablemente hoy, en algunos establecimientos, vuelven a estar negadas para los niños de enseñanza básica, como regla general. Volvamos a la cuarentena, personalmente, en ese período logré hacer lazos profesionales de gran calidad. Hice una especialización de Psicología, mantuve el apoyo a pacientes, seguí en contactos con profesionales maravillosos, así como con mi familia y amigos. Mis hijos, pudieron mantener amistades, distraerse y mantener algunas clases. Y es así, como a pesar que la cuarentena trajo grandes dificultades, la comunicación a través de las pantallas permitió que muchos niños y jóvenes pudieran mantener sus amistades. A veces reír y en algunos crear reales lazos de amistad. Es cierto, no es desde la misma manera cuando se está en presencia pero con la mente abierta, contenta, abriendo sus capacidades, buscando equilibrio, se lograba, se abrían otros modos de comunicación. Frente a crear lazos, gracias las pantallas, quienes nos enseñan muchísimo acerca de poder comprender esto, son los niños y adultos no hablantes. Personas, que por algún motivo actual o permanente, presentan dificultad para comunicarse hablando, pero que lo logran a través de la escritura o símbolos ya sea en papel o pantallas. Mirar sus expresiones, cuando logran transmitir lo que realmente necesitan, es maravilloso. Viene a mi memoria, esos momentos, Llena y emociona el corazón, ver como la cara de esa persona cuando logra comunicarse a pesar de ser no hablante, ver como sus mejillas se elevan, sus ojos brillan y su boca sonríe, muestra pura felicidad gracias a que se ha dado la posibilidad de comunicar de manera alternativa. Ser parte de esta experiencia, emociona, ver a esos niños e incluso a mis hijos reír a carcajadas con sus amigos que viven lejos, me emociona y todo gracias a que han podido utilizar un método alternativo de comunicación tan criticado pero tan esperanzador para otros. A través de estas aplicaciones o métodos alternativos, se abre una ventana inmensa para una OTRA COMUNICACIÓN. Se logran hacer lazos, se hace comprender. Pueden al fin transmitir lo que les sucede, lo que les incomoda o atemoriza, lo que les emociona y además algunos dejan claro, que no había dificultades desde la comprensión, sino que simplemente no era hablante. Hablar, comunicar a través de otras maneras, es un regalo que realmente devuelve la vida. Sirve para todos, es UNIVERSAL y además, facilita la vida a muchas personas, un grupo no menor, casi el 20% de la población, a quienes se les haría la vida cotidiana muchísimo menos estresante. ¿A quiénes? Estoy hablando por ejemplo de personas sordas, con dificultades de atención, o personas más visuales, muy rápidas de mente, tímidas, autistas, con parálisis cerebral, recién operados, y así menciono sólo algunas pero que al abrir la posibilidad de utilizar la pantalla en su vida cotidiana, realmente se les podría entregar un cambio rotundo en su calidad de vida. Tener la capacidad de utilizar otros métodos de comunicación o simplemente para aprender, permite en muchos niños y jóvenes, continuar desarrollando sus capacidades y esto bien utilizado, con normas claras y equilibradas, comprendiendo las diferencias y universalidad, podría ser un regalo para la COMUNICACIÓN Y APRENDIZAJE. ¿Entonces, qué es lo que tenemos que aprender, qué es lo que hay que educar? La respuesta, parece estar, bien clara. Debemos tener temor NO A LAS PANTALLAS, sino a cómo las usamos. Hoy, uno de los temas más complejos, está puesto en el ciber bullying, o la ciber pedofilia, pero querámoslo o no, esto siempre ha existido y seguirá dañando con o sin pantallas, si es que no se trabaja desde la base del problema, LOS LÍMITES de cómo relacionarnos y respetar a otros. Los límites, desde y hasta dónde podemos hacer, mostrar, comunicar, son los que hoy y siempre han sido el PROBLEMA básico en la crianza y educación. Para coexistir como grupo humano que necesita comunicarse, se requieren diferentes métodos. Hay muchas alternativas, como a través de la voz, las pantallas, imágenes, gestos, pero todo dependerá, DE QUE HAYA EQUILIBRIO EN EL USO DE TODO. La invitación entonces, frente a las tan temidas pantallas, es a utilizarlas, perderles el miedo, creciendo desde la comprensión que realmente somos un mundo universal lleno de diversidad. Es un trabajo difícil, pero necesario para entregar mayor calidad de vida, seguridad, felicidad, lazos familiares y de amistad para todos. Por mi trabajo, me toca conversar con muchas familias, año tras año, todas son un mundo maravilloso por conocer, explorar y apoyar… A veces simplemente fluye, otras se hace más pesado, pero siempre en esos momentos uno recibe un regalo de poder aprender, mirando hacia afuera y hacia dentro… buscando desde la compañía, qué podrá estar pasando, apre-hendiendo las mil y unas causas que se van entrecruzando y que van conformando diferentes estados emocionales, así fisiológicos.
Desde esta posición, vamos escuchando relatos, que están llenos de emociones entretejidas, energías, desde nuestro presente, pasado, nuestras historias familiares, culturales, religiosas, llenas de una identidad y forma de mirar la vida, que a veces nos atrapa, sin saber por qué. Cuando vemos familias, se escuchan padres de las familias de quienes uno recibe relatos llenos de una identidad muy fuerte. Sus palabras, posturas corporales, reacciones, un sin números de detalles, van componiendo nuestra forma de ser padres o madres y por lo tanto van conformando una identidad en el niño. Es una comunicación que fluye desde las energías que se entrecruzan, desde el vínculo, donde todo vale sobre todo algo que muchas veces no tenemos consciente, nuestra historia como cultura… Nuestra cultura Latinoamericana, está llena de historia de esfuerzo. Algunos padres o abuelos que llegaron desde lejos a estas tierrras, tratando de lograr una mejor calidad de vida, otros nacidos aquí, que poco a poco han ido avanzando…algunos más, otros menos, pero en general, todos coincidimos que ha sido desde el esfuerzo. Esfuerzos que se transmiten, de una u otra forma, en aquellas historias familiares que no requieren ser descritas, pero que cuando uno escucha a sus hijos, nuestros hijos...cuando uno los cría…muchas veces, están empapados de esa historia. Son ilusiones o temores, estilos que están presentes sin ser dichos, son inconscientes, pero que se van activando de diferentes maneras, a pesar que muchas veces no queremos que aparezcan…pero están y se van mostrando desde las diferentes etapas, experiencias y diferentes hijos que nacen… cada uno de ellos, es una historia por contar y ya contada…. Pensemos ahora esto de ser padres…prestando atención a nuestros hijos y sus formas de ser y hacer… En general llegar a ser padres, es recibido como un regalo, pero al mismo tiempo, se entrecruzan muchas emociones y una de ellas…son los temores. Temor por ejemplo, a no poder estar presentes o vivos hasta que nuestros hijos sean autovalentes o simplemente hasta que puedan vivir una vida con relativa estabilidad… temores relacionados a nuestras capacidades como padres o madres, temores de salud, relación de hermanos, expectativas sociales, logros y así podría seguir una larga lista. Es una lista tan grande, que unido con la historia que tenemos en nuestro ADN, muchas veces hace que nos bloqueamos, nos rigidizamos y aparece esa energía que inunda. Son sentimientos muy reales, muy potentes, que se unen con los desafíos de la vida cotidiana, además de la crianza. Está el cansancio y que aunque no lo queramos, este miedo consciente o no, a veces se apoderan de la mayor parte de nuestro hacer y ser , con nosotros mismos y con nuestros hijos e hijas. Retomemos nuestra historia…a veces, si nos han sido difíciles las relaciones familiares y estamos el natural desafío de criar… este miedo del que hablo, podría tomar muchas formas; desde rigidizarnos, ponernos más distantes, nos puede poner más lentos, agobiados o simplemente hacernos sentir rabia. Todo dependerá de nuestro estilo de reaccionar. Cuando el temor se hace grande y evitamos hacerlo consciente, porque a nadie le gusta sentirse atrapado o vulnerable, dejamos que estos miedos entren libremente. Invaden y dejamos de conectar con nuestras virtudes o maravillosas rarezas que habíamos creído superar… ¿Por qué sucede esto? Ya que obviamente, el miedo no siempre nos invade fuertemente, muchas veces lo podemos manejar pero aveces, lo dejamos tanto de lado que sigue y sigue hasta que algo en nuestro sistema personal o familiar comienza ha hacer ruido como un real malestar. Es una incomodidad que pude tener múltiples caras, desde una pataleta de un hijo, hasta una enfermedad fisiológica nuestra o de alguien del sistema familiar. ¿Qué quiero decir con esto? Algo de lo que muchos, ya hemos discutido. Algo simple, muy simple e importante, que estamos viendo a nivel mundial. Hoy más que nunca, luego de tantos momentos de incertidumbre, por la Pandemia que nos ha acompañado estos casi 2 años de vida, cada grupo humano, o cada familia, ha experimentado diferentes situaciones, que están, más allá del COVID 19. Hoy, luego de este fuerte remezón mundial, han aparecido dificultades que estaba ahí y que quizás con la rapidez de la vida anterior al confinamiento, no podíamos tomarles tanta atención…situaciones que desde las historias familiares y culturales, comenzaron a hacer más fuertes, como cuando uno toca la puerta de casa para que nos abran. Han aparecido, angustias, ansiedades, que se fueron develando a través de quienes en general son nuestra voz, la infancia y la adolescencia. Es como esa mochila de la cual he descrito en otras ocasiones. Existen diferentes tipos de mochilas, con diferentes tipos de telas, formas, algunas fuertes, otras incluso resistentes al agua. Una mochila, que cuando nos hacemos padres o madres, se despliega, entregando parte de su esencia a esta una nueva mochila…los hijos e hijas. Una esencia que une como un hilo transparente, la historia de nuestra cultura y familia… ¿A qué me refiero con todo esto? Me refiero, a que si estamos preocupados de nuestros hijos, si los vemos afligidos, enfermos con síntomas que persisten, quizás son señales de este estancamiento de los miedos y nuestra historia… Esto es parte de ser padres o madres. Siendo padres o madres, distancia o cercanos, todos sentimos miedo del futuro por nuestros hijos, ya sean neurotípicos o neurodivergentes. Entonces la invitación sea lo que muchos ya están haciendo… comenzar o volver a conectarse con nuestros propios procesos y pensar que podemos hacerlo mejor, más en paz. No es magia, esto es un trabajo personal. Es aceptación, resiliencia y humildad de saber que parte de ser humanos, es que estamos llenos de prueba y error. Hacer conscientes nuestras equivocaciones como parte de algo natural, sin culpas que invadan, nos permite adaptarnos y lograr cada cierto tiempo avanzar más seguros. Nos permite hacer visible ese hilo transparente y ponerle colores para saber que color es el mío y cual es el de otros, hacia el pasado, presente y futuro. Que estamos en crisis en salud mental, afectando muchas familias, niños, niñas y adolescentes, es un hecho…
Como ya lo hemos venido experimentando quienes trabajamos en salud, cada día más, así como se llenaron las camas en urgencias por esta Pandemia mundial, hoy en salud mental, estamos en estado de crítico. Hoy estamos en situación donde, Psiquiatras, psicólogos, coach, no estamos pudiendo dar a basto. Cada día recibimos, el llamado de una mamá o papá, extremadamente preocupado(a) por uno de sus niños, niñas o adolescentes. Estamos trabajando a mil, haciendo atenciones presenciales, online, conteniendo a través de llamados por celular y por mensajes escritos. Lo estamos intentando, pero se está haciendo muy duro, ya que tal como hemos reflexionado con mis colegas de diferentes redes a nivel de Latinoamérica, lo que aparece detrás de esta urgencia psicológica, muestra, una dificultad inmensa de nuestras falencias como cultura. Una dificultad que llevamos arrastrando desde hace muchos años…. Por lo menos y me atrevo a decirlo, desde hace más de 50 años… ¿Qué nos ha sucedido? Muchos plantean, que el problema es la Pandemia, o el encierro, pero estamos viendo, en la medida que vamos profundizando cada caso, que en general, más que la Pandemia, y su largo confinamiento, es el nivel de estrés que las familias y seres humanos tenemos a diario…y que hoy sale a la luz de manera muy fuerte. La Pandemia ha dejado en evidencia el estrés que hemos venido acumulando desde hace muchos años... Es como siempre hablamos en las sesiones de psicología. Cada uno de nosotros, tiene una mochila personal y social. Una mochila con todos nuestros logros, aspiraciones, esfuerzos y también dolores… Una mochila con muchas experiencias y que a veces se hace más pesada… Cuando miramos esta mochila, nos damos cuenta, que la solución no es sacársela de encima, sino observarla. Mirar, mirar para ver, qué hay adentro, qué me sirve, qué me ha pasado y pasa hoy, qué me ayuda, y qué debo soltar o tomar, entre otros. A medida que vamos avanzando en nuestro viaje por la vida, esa mochila, a veces se siente más pesada y otras veces muy liviana. Es una mochila que crece, se achica y tiene varios compartimentos…con diferentes espacios; espacio para la base o estructura, nuestras sensaciones personales , nuestra identidad, nuestra salud física, la pareja, los hijos o hijas, la familia, amigos, trabajo… Todos ellos son múltiples experiencias y hoy se agrega uno muy potente, el espacio de cómo vivir en un estado de alerta por el COVID-19, unido a mis otros lugares de la mochila. Aquí me detengo…para hablar de este espacio que ha ido ocupando nuestra Pandemia… Si seguimos con las analogías, ella se ha ido metiendo, como un líquido en nuestra mochila. Un líquido no esperado, que ha ido tocando aquellos espacios que no teníamos bien protegidos. Como buenos Homo Sapiens, seres adaptativos, hemos sentido un mayor peso en nuestra mochila, pero como nos han enseñado, intentamos adaptarnos. El año 2020, muchos intentamos darnos tiempos para descansar, hacer familia, cocinar, pero hoy 2021, esto de relajarnos, soltar, ya no se sustenta…Nuestro reflejo como sociedad y las necesidades también económicas, nos están llevando hacia el otro extremo. Muchos sienten y está bien, que hay que seguir adelante, sea como sea, ya que el tiempo se pasa y estamos perdiendo, trabajo, aprendizaje, desde una percepción quizás que la vida es una carrera. Una carrera que hay que seguir, sea como sea, y que hoy está rigidizando a muchos, no permitiendo ver que necesita nuestro futuro, y que necesitan nuestros niños y niñas, que están presentes… Pensemos entonces en nuestros niños y niñas, nuestros adolescentes. Como ellos, están en proceso de crecer y no tienen instalado aún el reloj de esta carrera, muchos de ellos, nos están diciendo que no dan más. Que nuestra mochila de adulto, no les sirve, sino más bien los estresa, los confunde, los abruma y nos lo están mostrando a través de un lenguaje muy directo y concreto; desde un dolor de estómago, irritabilidad, desconexión, gran inquietud, rabia, desánimo, incluso congelamiento. ¡Padres, madres, adultos! Hoy la Infancia, nos pide a gritos.... ¡Que por favor nos detengamos y trabajemos unidos mirándolos! Realmente, no dan más y nosotros tampoco. Los niños y niñas, nos están simplemente mostrando quizás, un malestar de estilo cultural. Y nos piden que comencemos a reaccionar, mirar, aprender, hacer cambios, re-adaptarnos desde lo que SOMOS realmente, desde lo importante, desde nuestro ritmo, estilo, capacidades y necesidades personales y sociales… LA INFANCIA NOS INVITA A MIRAR CON OJOS GRANDES HACIA ADENTRO. Recordándonos que, NADA ES ABSOLUTO. QUE ES IMPORTANTE AVANZAR POR LA VIDA, PERO AVANZAR DE ACUERDO AL RITMO DE CADA UNO, DE CADA FAMILIA UNIDO A UN RITMO GENERAL, COMPRENDIENDO QUE LA DIVERSIDAD EXISTE REALMENTE. ¿Cómo empezar a hacer esta mirada? Quizás una buena idea, sea mirar recordando cuando nosotros éramos niños o niñas. Seguro que durante nuestra infancia, en algún momento, tuvimos alguna dificultad o problema con algo o alguien. Recordemos y pensemos sin apuro, qué recordamos cuando éramos pequeños y qué nos dolió o entristeció…
Frente a estas preguntas, se me vienen a la cabeza
Probablemente, sin saber la historia de cada uno, lo que nos ha ayudado, en cualquier etapa de nuestras vidas, haya sido, con o sin palabras, algo como…
Nosotros adultos, padres, madres, profesores, instituciones, somos quienes estamos a cargo del presente y futuro. Acompañemos entonces a los niños, y adolescentes, con FLEXIBILIDAD, ADAPTACIÓN. Así, como alguna vez alguien nos acompañó, hace años atrás..., escuchándonos, mirándonos, viéndonos con ojos grandes. Exactamente, como cuando buscando dentro de una mochila, cuando algo se nos ha perdido. Muchas veces eso que buscamos dentro, está ahí, al lado de nuestra mano, pero sólo lo encontramos cuando lo hacemos con calma. Démonos tiempo, para que juntos, mirando hacia lo que nos muestran los niños, podamos encontrar el camino, en tiempos de adversidad. Desde el comienzo de la Pandemia, cada día, hace más de 1 año, me siento en mi “nueva consulta”, “frente a mi computador o en plazas al aire libre”. Es así, que desde esta nueva forma de conectarme, he estado mirando, cada vez, con mayor fuerza, al igual que ven mis colegas, días tras días, en diferentes familias; cansancio, temor, enfermedades que aparecen y que no paran por el COVID, mucha fuerza, energía, muertes, dificultades de trabajo, temor a perder el trabajo, confusión, unión familiar, insomnio, amistad, mayor sensibilidad, irritabilidad, ansiedad…CANSANCIO.
Vemos, una gama de fuertes fuerzas emocionales, llenas de experiencias que van y vienen, como si nuestras vidas entraran a una licuadora cada cierto tiempo. Hoy hemos aprendido, que es importante “cuidar y cuidarnos”, pero caemos fácilmente en la confusión de cómo y cuánto exigir, en dónde y cuándo aflojar. Cómo organizar los tiempos…vemos que los meses pasan y en muchos, aparece una sensación, que no podremos cumplir lo que se debería hacer y… el tiempo sigue avanzando. Realmente, esto, no está siendo fácil para nadie. Como ya lo hemos vivido durante el confinamiento, debemos trabajar, estudiar, ayudar a nuestros hijos en sus aprendizajes. Debemos comer, hacer deporte, todo, en un solo lugar y no porque uno decida, sino para cuidarnos y cuidar a los demás. Hay días, en que se logra, pero otros, y en muchos casos, se está haciendo muy, muy pesado. Además, se hace más complicado, cuando a lo largo de nuestras vidas, hemos aprendido cómo sociedad, que lo importante es cumplir. Cumplir, “las etapas de la vida”, cumplir “los tiempos de la vida”. En la vida antes de la Pandemia, algunos hemos aprendido que existe, "UN RITMO YA PRE ESTABLECIDO", el cual no solemos cuestionar, “UN” RITMO DE LA VIDA.... Por ejemplo, "existe un tiempo para" dejar de dar pecho, cambiar al hijo o hija de pieza, sacar los pañales, caminar, aprender a sumar, leer, hacer amigos, ser deportista, leer libros, tener nuestro grupo, mantenerse en el peso, sÍ tienes la suerte, decidir una carrera, encontrar pareja, tener hijos, mantener un vida estable, pagar colegios, cumplir horarios, mantener buena salud, ahorrar para una pensión, incluso, lograr una jubilación decente para llegar, si tenemos la suerte, de ser un anciano o anciana, cuidado. A lo largo de la vida, ha existido mucha presión, a veces consciente, otras oculta. Tan oculta, que sin darnos cuenta, a veces agobia y cansa. Una vida que quizás presionaba pero que era conocida, tenía una línea segura, estable, “así era la vida”. Hoy, en pandemia, esta línea de la vida cambió. Lo que era seguro, ya no lo es. Hoy, más que nunca vemos que se repite en la mayoría y de manera transversal, que en la vida de muchos, no existe certidumbre, no sabemos desde la experiencia, que sucederá, y eso en muchos de nosotros puede provocar mayor confusión y abrumar. ¿Qué hacer? Al tener la suerte, de trabajar con niños y niñas de diferentes lugares y características, neurotípicos y neurodivergentes, he visto algo en común, que quizás nosotros mamás y papás debemos escuchar. Los niños, sea cual sea su característica hoy más que nunca, nos están diciendo y cada día más fuerte, con llantos, cansancio, desconexión, mal genio …. “¡Stop!” ¡Hoy no puedo de esta manera!” “Papá y mamá, hoy no puedo aprender, a dejar los pañales, a pesar que te dijeron que ya era hora”. “Hoy no puedo estar tan concentrado en las clases”. “Hoy debería saber qué estudiar, pero no puedo elegir”. “Hoy, no puedo…” Mamás, papás, quizás hoy es tiempo de aprender cómo cuidadores de nuestra infancia y adolescencia, algo muy importante: CADA UNO DEBE IR A UN RITMO, AVANZANDO, PERO CADA UNO A SU RITMO. Quizás es tiempo, ya por fin, de mirar a aquellos niños neurodivergentes, que nos hacen parar y reorganizarnos, en donde el TIEMPO DE LOGROS no existe. Ojo, no confundir, es importante llevar un ritmo, para que tengamos un cierto orden pero tal como muchos niños y niñas nos están mostrando con sus “desregulaciones” es que dejemos de centrarnos en la tarea, en la rigidez de los logros. Nos están invitando desde sus conductas, nos pausemos, respiremos y sigamos, veces más lento, a veces más rápido. Sigamos avanzando, sigamos con los desafíos, pero al ritmo de cada niño, niña, de cada familia, de cada sistema según las circunstancias de la vida. Les recomendamos leer este blog "Mi regalo es el tiempo", traducido al español luego de ser publicado originalmente en ingles, en este sitio web desmitificando el Autismo y las expectativas societales. Una mamá me dijo en sesión, “Ya lo veo, mis hijos están rabiosos y yo frustrada, porque no estoy conectando con ellos. Yo sólo exijo, pero no me detengo…Ahora lo veo, parece que debo, exigirles pero desde dónde están ellos, desde cómo se sienten o quieren. Nunca les digo que está ok enojarse, siempre estoy exigiendo. Incluso les exijo que no se enojen o rabeen”. La respuesta está en parar, mirar un poquito más hacia dentro y cambiar el ritmo…cambiar a nuestro ritmo, a su ritmo, al de cada cual. Un ritmo propio, con nuestros genes, temas, estilos, geografía, nuestras características. A simple vista, parece obvio, pero en la vida cotidiana se pierde y no es fácil llevarlo a cabo. ¿Nuevamente me pregunto, y qué hacemos entonces? Aquí van algunas ideas a considerar para cuando estemos confundidos, cansados, ansiosos.
Hoy en Pandemia, hay más llantos, menos capacidad de control de esfínter, más ansiedad e insomnio, por muchas variables de vida, pero muchas de ellas quizás tengan que ver con la necesidad de volver a mirar si sería bueno, volver a conectar, con los RITMOS PERSONALES, los ritmos de cada familia, de cada historia, de cada niño o niña, de cada adolescente. Recuerda, como dice un gran hombre que conozco, nada es absoluto. Cada uno avanza con sus propios ritmos de la vida, "aprendiendo a estar bien". Un abrazo, a cada niño y niña, a cada familia que he conocido, que me han enseñado más que cualquier libro podría hacer. Gracias. Ps. Alejandra Cheyre Serrano. En Chile, desde mediados de Marzo del 2020, nuestra vida y la vida de nuestros niños cambió rotundamente. Dejamos de salir y la mayoría de las conductas que eran fomentadas y aplaudidas por nosotros especialistas de la salud mental y desarrollo de los niños, se derrumbaron… Comenzaron a ser peligrosas…Dejamos de vernos, relacionarnos, tocarnos. Les dijimos a los niños que porque queremos a alguien, mejor no tocarlo y para cuidarlos a ellos, los mantendremos y nos mantendremos lejos. Lejos de los amigos, primos, abuelos…
Sí, durante el 2020, a pesar de ello, existieron avances en algunas familias. Se logró estar más con nuestros hijos y de esta experiencia salieron miles de maravillas; cocinar juntos, jugar, ver películas, pudimos hacer de las dificultades un beneficio…. A pesar de ello, lamentablemente el extenso tiempo de tener que estar lejos del contacto humano, de verse sin temores, ni incertidumbres, provocó y está provocando en el sistema nervioso de los niños mucha inseguridad. Sus niveles de alerta se activaron y se activan al salir de nuestra casa. Hoy nuestro mundo y su sentir del mundo, cambió y hoy ya no es seguro ni si quiera respirar. Es tan concreto que debemos salir con mascarillas y si tocamos algo debemos desinfectarnos inmediatamente. Toda esta experiencia ha provocado en ciertos adultos y niños, temor frente al mundo que los rodea. Tal como lo describe Stephen Porges, en una entrevista, debido al aislamiento en casa, a la incertidumbre y distanciamiento social, en algunos niños el sistema nervioso autónomo se ha activado, volviéndose más reactivo, defensivo y aumentando la ansiedad, provocando directamente, no poder llegar a confiar en los demás, estando en un constante estado afectivo de vulnerabilidad. ¿Qué hacer, entonces para ayudar a nuestros niños?
En definitiva, hoy más que nunca, seamos más cuidadosos con nosotros mIsmo y nuestros niños. Seamos respetuosos, compasivos, PACIENTES, a lo que dicen sus conductas, su cuerpo. Sus ojos hacia abajo, gritos, rabias, llanto, insomnios, alegrías, saltos, paz, nos están hablando SIEMPRE, de lo que sienten profundamente… Nos muestran cómo está realmente su sistema nervioso autónomo y su proceso de desarrollo. Les invitamos a escuchar una serie de podcasts, que revisan en lenguaje simple y conversación animada, como aprender a desarrollar estrategias para enfrentar es estrés y cuidarnos mutuamente Alejandra Cheyre, psicologa infanto-juvenil Comunidades Inclusivas |
AutoresLos blogs compartidos por Comunidades Inclusivas son liderados por su equipo de colaboradores. Alejandra Cheyre
Psicologa Infanto-Juvenil Archivos
Abril 2022
Categorías |